En vías de ir delineando algunas estrategias y acciones para reactivar la actividad turística de nuestro país, una vez que pase la contingncia por el COVID-19, debemos considerar las recomendaciones que los expertos han emitido en la infinidad de pláticas virtuales, entrevistas, foros y webinars que en los últimos meses se han desarrollado de forma virtual.
Muchos han coincidido al identificar la “diversificación” como uno de lo puntos medulares, mediante el fortalecimiento de otros destinos no tradicionales, como ciudades que tiene gran potencial para ofrecer diferentes experiencias de viaje, enfocadas en cultura, gastronomía, tradiciones, historia, industria de reuniones, etcétera, más allá del sol y playa.
Asegurán que en este sector donde la única constante es el cambio, el turismo se va a tornar aún más cambiante de lo que ya es; los requerimientos del viajero de placer y de negocios se van a ir modificando; serán más educados y usarán más la tecnología tanto para planear su viaje, reservar y adquirir los servicios.
Se detonará un turismo cada vez más enfocado en la sustentabilidad, la salud, pero sobre todo buscará la seguridad en todos los sentidos, por tal motivo van a empezar a viajar a lugares cercanos, límpios, desinfectados y sin violencia dentro del propio país, donde se sientan más seguros, ya que estará latente la desconfianza de ir a otras naciones, y eso hay que aprovecharlo, ya que el turismo doméstico representa 82% de la actividad en el país.
TURISMO MÉDICO
Hemos escuchado sugerencias enfocadas en los diferentes segmentos que se detonarán después de la pandemia, uno de ellos, por cierto, de los más rentables a nivel mundial, es el Turismo de Salud, que se divide en Turismo Médico y el Wellness o Turismo de Bienestar. Sí, va a incrementarse esta tendencia en los próximos años, que se centra en aprovechar los viajes para cuestiones de salud y relajamiento, como tratamientos médicos y de spa, actividad física y alimentación sana, como parte de las vacaciones.
Aunque ya se venía dando un incremento en este segmento, al que se han enfocado destinos como la CDMX y la Riviera Maya, al igual que, entre otros, los estados de Tamaulipas y Yucatán, que por su cercanía con las fronteras reciben turistas de Estados Unidos, de Centro y Sudamérica que buscan servicios médicos, consultas, tratamientos, cirugías, hospitalización y recuperación.
De acuerdo a información de la Secretaría de Turismo (SECTUR), anualmente México recibe hasta 3 millones de pacientes provenientes de otros países, que lo convieten en la segunda potencia en Turismo Médico a nivel mundial, sólo superado por Tailandia; la primera en turismo dental; y la quinta en cirugías estéticas. De acuerdo con datos del Consejo Mexicano de la Industria del Turismo Médico, el número de turistas extranjeros que son atendidos cada año en nuestro país en 2018 generaron unaderrama económica cercana a 23,000 millones de dólares.
También han dado a conocer que el Turismo Médicoen nuestro país ha mantenido un crecido desde hace seis años, lo que se debe al excelente nivel de los médicos mexicanos y los bajos costos de los servicios, con precios entre 40% y hasta 80% más económicosque en Estados Unidos, así como la infraestructura clínica y hospitalaría para atender esta demanda en muchas ciudades. Se ha identificado que los servicios que más se solicitan son: tratamientos de fertilidad, oncológicos, cirugías estéticas y odontológicos.
TURISMO WELLNESS
Con respecto al Turismo de Bienestar, que incluye servicios de spa, medicina alternativa y yoga, encontramos que en 2017 México ocupó el lugar 11 de 20 entre los destinos de bienestar más populares del mundo que ofrecen facilidades en esta modalidad de viaje que representa un mercado global de 639 mil millones de dólares, de acuerdo al Instituto Global del Turismo de Bienestar (GWI, por sus siglas en inglés).
Es importante destacar que en el Informe Global Wellness Tourism Economy, se estima que para 2022 la cifra podría alcanzar los 919,000 millones de dólares, creciendo a una tasa de 7.5% promedio anual hasta ese año, comparado con el 6.4% que se pronosticaba para el turismo en general; estimaciones calculadas antes de que se detonará la pandemia del COVID-19. No obstante, de acuerdo al análisis referido, en 2017 los turistas que por este motivo viajaron a Latinoamérica gastaron alrededor de 1,528 dólares, que es en promedio 53% más de lo que derraman otros segmentos, por lo que, sin lugar a dudas, representa un mercado muy atractivo para cualquier país.