Huauchinango, Puebla 7 de noviembre 2021. ¿Habrá quien conozca los 132 Pueblos Mágicos de México?, es difícil pero no dudamos que sí, y aunque la mayoría ha visitado los más “taquilleros”, hay algunos menos famosos pero con igual encanto, particulares atractivos y experiencias únicas, como Huauchinango, un paraíso natural en el Estado de Puebla.
Sobre todo ahora, en la época postpandemia, en que se está reactivando la actividad turística en el país, cuando los viajeros están buscando lugares cercanos, de no más de cuatro horas y media de trayecto, abiertos y en estrecho contacto con la naturaleza, este Pueblo Mágico será uno de los prefereridos, ya que responde a estas nuevas tendencias.
Se sitúa en la parte norte de la entidad, a sólo 153 kilómetros de su capital, enclavado en la sierra poblana, también llamada sierra mágica, siendo un poblado de arraigadas tradiciones, sabor colonial pero, sobre todo, de tierra pródiga, ideal para hospedarse en sus rústicas cabañas. Su nombre significa en voz náhuatl “en la muralla de los árboles”, brindando el tan ansiado contacto con nuestra riqueza natural, ideal para la aventura.
En su territorio predomina la zona boscosa, plagada de pinos, encinos, oyameles y ocotes, destacando la amplia variedad de flores de ornato, como azaleas, orquídeas, alcatraces, noche buenas, camelias, hortensias, azucenas, y también es rico en fauna, con muchas especies de aves, al igual que víboras, tlacuaches, armadillos, mapaches, tejones, zorras, coyotes, ardillas y conejos silvestres.
Sus primeros pobladores fueron de origen chichimeca, quienes se asentaron en estas pródigas tierras en el año de 1116; en 2015 fue declarado Pueblo Mágico y desde entonces empezó a crecer su popularidad como un edén que alberga, además, ríos, cascadas de increíble belleza, cumbres, los cerros del Madroño y el de Zempoaltepetl, la cascada de Topoloapa, así como el espectáculo que presenta la cascada Xopanapa, y desde cualquier punto se aprecian las más increíbles panorámicas, que es otro de sus diferenciadores.
El centro del poblado mantiene su encanto colonial, enmarcado por su colorido Zócalo y el Palacio Municipal, desde donde se peciben los aromas a orquídeas y azaleas, dos de las flores que protagonizan la Feria de las Flores de Tenango, una de sus festividades más tradicionales y arraigadas, dedicada al Señor Jesús en su Santo Entierro, cuyo santuario es un imperdible.
También hay que conocer la Iglesia de la Asunción y la Capilla de la Virgen de Guadalupe, entre otros sitios de interés turístico.
EXCELENTE GASTRONOMÍA
Uno de sus más grandes atractivos es, sin lugar a dudas, la excelente gastronomía local, que invita a propios y extraños a disfrutar de los más exquisitos manjares, como Campestre Las Truchas, que es sólo un ejemplo para degustarla, donde este pez de agua fría de ríos y lagos, se prepara de diversas formas. Muy recomendable La Trucha Enojada.
Además, se prepara: mole serrano, dulce de guayaba, quesadillas gigantes de diferentes rellenos, barbacoa al horno, pan de elote y enchiladas, así como atoles de sabores, cremas y vinos de capulín, macadamia, moras, piña y zarzamora.
ARTESANÍA PARA TODOS
Llama mucho la atención su trabajo artesanal, centrado en bisutería, bordados y tejidos, encontrando blusas bordadas con puntada de relleno, fajas y faldas elaborados en telares de cintura, calzado, mosaicos y madera tallada de donde nacen desde cucharasy rodillos hasta mesas, sillas, trasteros, bancos y artísticos cuadros, entre otros.
También se diseñan arreglos con plantas de ornato y productos alimenticios envasados en forma artesanal, y mediante la creatividad y arte totomoxtle se da lugar a una diversidad de flores, moños, diademas, aretes, muñequitas con el traje típico de la región y otros artículos de hoja de maíz.
AVENTURA Y NATURALEZA
Pero destaca en gran medida por ser el lugar perfecto para la práctica de turismo de naturaleza y de aventura, con un sinnúmero de experiencias que contemplan recorridos por sus montañas y cuerpos de agua, entre las que se encuentran: la Ruta del Río que pasa por senderos a través de 12 kilómetros; la Ruta del Bosque, con una duración de aproximadamente cinco horas; y la Ruta Zempoaltépetl, que es más extensa, ya que lleva ocho horas el recorrido de los ocho kilómetros que comprende.
Hay otras actividades en kayaks navegando la Presa Necaxa y en otra más pequeña que es la Presa Jagüey, o bien dirigirse a “La Mano Gigante”, que ha cobrado fama para pedidas de mano, y conocer a la virgen de más de tres metros de altura.
Lo más importante en este sentido, y que no podemos dejar de recomendar, es contratar a una touroperadora experta en estos tours, ya que los recorridos comprenden entrar en áreas naturales protegidas, donde hay reglamentos y códigos de conducta para no alterar los ecosisitemas.
UNA CABAÑA ES LA OPCIÓN
Para programar qué hacer en este destino, la sugerencias es hacer base alonjándose en una las diferentes opciones de cabañas, dedicándole por lo menos un fin de semana para conocer lo más tradicional, muchas de ellas cuentan con todos los servicios, inclusive internet.
CÓMO LLEGAR
Es muy fácil llegar, en auto desde CDMX, el trayecto es de aproximadamente dos horas y media tomando la carretera de México a Puebla, y los autobuses para Huauchinango salen desde la Terminal Norte en la CDMX para llegar a la de Antigüa y Central, con un aproximado de tres horas y media de trayecto.
De la capital poblana es muy cerca, más o menos a una hora y media, y desde Tulancingo, Pachuca y Tlaxcala, la distancia es también relativamente corta.