La meta es que todo México sea un Área Natural Protegida

Traigo nuevamente a estas líneas un tema en el que insisto cada vez que tengo oportunidad: la sustentabilidad en el turismo, que se vuelve hoy, en medio de la pandemia por el coronavirus, un tema medular, más vigente que nunca, dado que de acuerdo a los pronósticos de diferentes instancias gubernamentales y privadas, será una de las tendencias en cuanto se reanude la actividad de los viajes. 

Las estimaciones señalan que este segmento se detonará debido a la evolución que han experimentado los viajeros durante la etapa del asilamiento social, al concientizarse de la fragilidad del ser humano y de que somos parte de la propia naturaleza, la cual se regenera por si sola cuando no la afectamos; vimos que empiezan las especies a recuperar sus espacios invadiendo las áreas urbanas que fueron su hábitat, y como se han limpiado las playas y zonas acuáticas abiertas al turismo. 

Justo es el momento de dar un mayor impulso al turismo de naturaleza, que entendemos como los viajes en los que se realizan actividades recreativas en contacto directo con los entornos naturales y las expresiones culturales que la enmarcan, con la actitud y compromiso de conocer, respetar, disfrutar y participar en la conservación de los recursos naturales y culturales.

Esta práctica se agrupa en tres grandes modalidades: ecoturismo, turismo de aventura y turismo rural, dependiendo del interés del turista, de acuerdo a la clasificación de la SECTUR, con una variedad de actividades que no afectan los ecosistemas, como las ahora de moda rutas: del tequila, del mezcal, del vino, del café, del cacao, etcétera.

VETTA

En sus recorridos por los destinos nacionales, los viajeros tienen el contacto directo con los entornos naturales, ya sea que se trate de playas o ríos, bosques, montañas, selvas, humedales y manglares, zonas marinas o desiertos, estando al alcance de su mano cuidar o afectar estos ambientes, siendo la oportunidad, cuando es más sencillo enamorarlos de estos espacios  y la diversidad de especies, porque lo están viviendo en ese momento.

Tendría queser fácil de convencerlos cuando los argumentos son tan sólidos, dado que los ecosistemas nos ofrecen servicios ambientales vitales: agua, el aire limpio que respiramos y hasta nos suministran alimentación, entre otros muchos, como los insumos para medicamentos o su función como barreras contra huracanes y otros fenómenos naturales, cuando se encuentran en buen estado, por lo que un componente medular es la información.

Un claro ejemplo de buenas prácticas son las áreas naturales protegidas de México, en las que se lleva a cabo un real turismo de naturaleza, donde hay reglas claras de conducta, información, accesos controlados de acuerdo con las características del ecosistema, donde se asume el compromiso de causar el menor impacto sobre el medio ambiente y la cultura de las comunidades.

Esta mecánica de conservación contribuye además en la generación de ingresos para las poblaciones locales que, por supuesto, se enmarca en los tres ejes de la sostenibilidad: económico, social y ambiental, donde cada visitante se va con algo más que haber disfrutado del descanso, la relajación, la buena atención, calidad de servicios y la belleza paisajística, se lleva conciencia.

El reto es tratar de replicar este esquema y transformar al país completo en un área natural protegida, sin decreto, sólo por convencimiento, convirtiéndonos en promotores, tanto hoteleros como guías de turistas, agentes de viajes, personal de líneas aéreas, autoridades, empresarios, periodistas, prestadores de servicios, publirrelacionistas, taxistas… ¡todos! De esta forma, el sector contribuirá a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados en la Agenda 2030 de la Asamblea General de Naciones Unidas.Si bien es cierto que muchas empresas turísticas ya están tomando cartas en el asunto, como las de la rama hotelera, de aviación y los centros de convenciones, entre otros, certificándose en la implementación de procesos en su operación para el uso racional de energéticos, cuidado del agua y disminución de la huella de carbono, aún falta mucho por hacer. Recordemos que el cambio climático ya está causando severos daños al planeta, pero estamos a tiempo de poner nuestro granito de arena como sector para reverir sus efectos negativos.