Lo que México necesita es CULTURA TURÍSTICA

CDMX 10 de junio 2021. Quienes nos hemos dedicado profesionalmente a la comunicación por muchos años, sabemos que el principio estratégico para enfrentar una problemática, o bien, detonar un tema especifíco en la sociedad, lo primero es socializar el tema, para lo cual sirven las campañas y otros esfuerzos de difusión, por lo que en México es indispensable hablar de turismo a nivel masivo para poder entender y apropiarnos de un sector tan benéfico para la sociedad en su conjunto.

Yo no veo que los presidentes de asociaciones presenten en sus planes de trabajo un componente dirigido a la sociedad, aunque es un tema de conciencia, ya que hay quienes dirían: “eso le toca al gobierno”, lo que sería volver al viejo esquema previo al COVID-19, cuando hoy estamos en un proceso de reinventarnos y crecer aprendiendo de las lecciones que nos ha dejado la pandemia.

Lo cierto es que llegar a la población no les toca, pero sería un aspecto fundamental, innovador, que sumaría sobremanera al crecimiento del sector turístico nacional, rompiendo ese pensar de dirigirse sólo al sector. Sería ir a las masas e informarles de los beneficios que el turismo genera al país a través de fuentes de empleo, capatación de divisas, creación de infraestructura, y el consecuente aporte al desarrollo comuntario, a la sustentabilidad y al Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Una sociedad informada, documentada en el aspecto turístico del país consideraría este rubro en sus decisiones, por ejemplo, a la hora de votar, eligiendo a quien haya mostrado en sus propuestas un programa de apoyo al turismo, lo que se logra, repito, visualizando el tema para análisis de la opinión pública.

Un programa de CULTURA TURÍSTICA es indispensable en México para que los taxistas, guías de turistas, camaristas, hoteleros, restauranteros, agentes de viajes, meseros y la sociedad en general conozca los beneficios de cuidar a un turista, atendiéndolo, informándole en las calle cuando preguntan cómo llegar a un sitio, ofreciéndole apoyo, artesanías, productos nacionales, nuestra excelente anfitrionía y, sobre todo, una sonrisa.

Viendo un poco más adelante, soñando, podríamos asegurar que el país crecería en materia turística si se incluyera el tema en la currícula escolar, dado que somos una nación que depende en gran medida de esta actividad, se justifica, ya que inclusive hay destinos en los que es su principal fuente de financiamiento, como Baja California Sur, Quintana Roo, y otros como Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo, Puerto Vallarta, Huatulco, Campeche, Nayarit, Tampico, Veracruz y San Miguel de Allende, entre tantos otros que están apostando por este segmento.

En principio, las agrupaciones, cámaras, asociaciones y otros grupos del sector deberían considerar la CULTURA TURÍSTICA como una herramienta, un  tema fundamental a abordar, empezando a hacer las cosas de diferente manera, dicen que “para lograr resultados diferentes hay que actuar de forma diferente” y eso debería considerarse en la nueva normalidad como un aspecto importante para el crecimiento y consolidación de la actividad turística, sobre todo en el actual marco en el que estamos luchando por la reactivación y la recuperación postpandemia.

No dejo de lado los verdaderos logros, como la unión que se ha gestado en la industria, las alianzas estratégicas, el preocuparnos más por el cuidado del medio ambiente y la naturaleza, la sustentabilidad, pero se trata de hacer más, de crecer.

Hoy más que nunca debemos pensar en grande, salirnos de nuestra zona de confort y hacer algo relamente valioso por el turismo, no sólo decirlo, hacerlo, y la CULTURA TURÍSTICA es el principio de un nuevo esquema, es una realidad diferente, una nueva normalidad.

La defición de CULTURA TURÍSTICA más certera que encontramos dice que “es el conjunto de conocimientos y valores que adquieren tanto turistas como anfitriones del destino y que mediante su práctica, más una serie de actitudes y costumbres, se favorece el fomento y el crecimiento de la actividad. Implica sobre todo tener el compromiso y respeto por las necesidades de ambas partes: turistas y anfitriones”.